Adoro pillar la bici, echarme la guitarra a la espalda, dar una vuelta sin rumbo, pararme donde me apetezca y simplemente desconectar. O conectar conmigo mismo y el entorno, mejor dicho. Me da igual si hay mucha gente, poca gente o estoy solo. Ese lugar me ha atraído hasta él por algún motivo que aún no comprendo. Sólo quiero disfrutar, dejarme llevar. Sentir. Y tocar. Y cantar ❤️
Aunque tu no puedes verlo, a espaldas de la cámara está el Océano Atlántico. Son unas vistas increíbles, con el sol inmenso de frente y una brisa fría pero muy agradable. Me encanta tocar la guitarra viendo el mar. Supongo que necesito ese contacto visual con el mar que siempre he tenido en Barcelona, aunque sea desde una relativa lejanía. Realmente luego nunca voy, ni me baño ni nada así, en Irlanda por descontado 😂, pero me gusta mucho saber que el mar está ahí y mirarlo. Adoro la sensación de infinito, de sentir que el mundo no tiene fin. Me da calma ☺️
Total, estuve tocando unas cuantas horas y antes de irme pensé en grabar algo para tener un pequeño recuerdo del día. Coloqué el móvil como pude entre unas rocas para protegerlo del viento y le rendí homenaje al mar cantando Soldadito Marinero, aunque en esta ocasión no acudió ninguna sirena ❤️🎵