“Hola, mi nombre es Gato y estoy muy contento de tocar esta canción. En realidad es muy sencilla, pero hay un secreto: en la vida las cosas sencillas son las más bonitas” ☺️
Con estas palabras presenté anoche este bonito tema de The Smiths que tantas ganas tenía de tocarlo en directo. Me recuerda al ya lejano verano de 2006 cuando vi a Morrisey en directo en el FIB 🎵. Irónicamente en ese concierto recuerdo que no tocó esta canción, pero la escuché millones de veces deseando que la tocase 🙈
Precisamente la canción va de eso, de deseos. Morrisey suplica para le dejen conseguir lo que quiere. Es un llanto de desesperación, de frustración. Está agotado de que las cosas no le salgan como le gustaría y ya no sabe qué hacer. Es como si hubiese un gran director que le impida conseguirlo y él le suplica para que cambie el guión.
El problema (o la maravilla, según se mire) es que no dice en ningún momento qué es eso que tanto quiere, con lo cual cada persona que la canta o la escucha puede literalmente hacer propia esa súplica y la canción en sí. Aunque alomejor en realidad no sabe qué es lo que quiere, y por eso no lo dice. De hecho quien no ha sentido algo así en algún momento de su vida. Ese deseo difuminado. Esa sensación de búsqueda contínua. Ese deseo de saber qué desear.
Pienso que nos podemos pasar la vida deseando y soñando, tal cual. Y es una mierda. Por eso me llega tanto esta canción, porque me hace ver claramente que no importa en absoluto que supliques millones de veces algo o que lo desees con todas tus fuerzas. Sólo importa hacerlo, da igual lo que escriba ese director en su guión. Mil deseos no cambian nada, pero una decisión lo cambia todo ❤️